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Hipócrates y la nueva Medicina



Hipócrates de Cos (460-370 A.C.) es reconocido universalmente como "padre de la Medicina" porque fue el primero en tratarla como una ciencia y separarla de la filosofía y la teología


Hasta entonces se pensaba que en el interior de cada persona entraban y salían numerosos espíritus, que eran los responsables de sus cualidades especiales, buenas o malas. De ese modo, la enfermedad se atribuía a la presencia de malos espíritus (daimon, de donde deriva demonio), por lo que la forma lógica de tratar dicha enfermedad era mediante conjuros para intentar expulsar los malos espíritus del cuerpo del paciente.
Hipócrates creía que la forma de vencer los males era utilizando la observación de los síntomas y el sentido común para tratarlos. Así, en las heridas había que cortar la hemorragia y limpiar la zona afectada y fracturas debían ser reducids e inmovilizadas hasta que soldasen los huesos.

Creó una escuela con numerosos discípulos, que se basaba en la importancia de la higiene, el aire fresco, el entorno tranquilo y la dieta adecuada para prevenir y tratar las enfermedades. Defendía la relación causa-efecto en ellas, de modo que cada enfermedad tiene una causa natural y es competencia del médico descubrirla, pues una vez conocida la causa puede encontrarse el remedio.
Así, se atribuyen a Hipócrates y su escuela la descripción de numerosas enfermedades y el desarrollo de tratamientos efectivos contra muchas de ellas.

Todos los escritos de Hipócrates y sus discípulos constituyen el denominado "Corpus Hippocraticum" o Tratado Hipocrático, aunque no se sabe exactamente quiénes son los autores de los diferentes escritos. En cualquier caso, estos textos constituyen la base de la Medicina actual.
Esta idea de causa-efecto no sólo se aplicó a la Medicina, sino que la escuela hipocrática defendía que era aplicable a todo lo vivo, por lo que se puede afirmar que fue el inicio del pensamiento según el cual los fenómenos naturales y los seres vivos se regían por una serie de "leyes naturales ", a partir del cual los científicos se decidieron por el estudio sistemático de la naturaleza.
Por esto, no parece exagerado conceder a Hipócrates el título de "padre de las Ciencias de la Naturaleza y la Salud", que sería mucho más exacto que sólo el de padre de la Medicina.

Se atribuye a Hipócrates o alguno de sus discípulos (aunque se piensa que pudiera ser escrito más tarde) el "Juramento Hipocrático", el más famoso de los escritos del corpus hippocraticus y que era un documento que recogía la responsabilidad y obligaciones que se comprometía a asumir todo aquél que se dedicase a la medicina.
En algunos lugares aún se mantiene la prestación de este juramento (modificado para adaptarlo a los tiempos modernos) a los nuevos médicos antes de iniciar su desempeño profesional, aunque ya ha perdido la costumbre de asumir las responsabilidades y compromisos a que obliga la práctica de cualquier profesión.
Sin embargo, una frase del mismo ha perdurado y se mantiene como ejemplo de buena práctica en toda profesión, aquella que hace referencia a lo que hoy se llama el "secreto profesional".

Texto del juramento hipocrático:

JURO por Apolo, médico, por Asclepio, y por Higía y Panacea, y por todos los dioses y diosas del Olimpo, tomándolos por testigos, cumplir este juramento según mi capacidad y mi conciencia:
TENDRÉ al que me enseñó este arte en la misma estimación que a mis padres, compartiré mis bienes con él y, si lo necesitara, le ayudaré con mis bienes. Consideraré a sus hijos como si fueran mis hermanos y, si desean aprender el arte médico, se lo enseñaré sin exigirles nada en pago. A mis hijos, a los hijos de mi maestro y a los que se obligaran con el juramento que manda la ley de la Medicina, y a nadie más, les enseñaré los preceptos, las lecciones y la práctica.
APLICARÉ mis tratamientos para beneficio de los enfermos, según mi capacidad y buen juicio, y me abstendré de hacerles daño o injusticia. A nadie, aunque me lo pidiera, daré un veneno ni a nadie le sugeriré que lo tome. Del mismo modo, nunca proporcionaré a mujer alguna un pesario abortivo.
VIVIRÉ y ejerceré siempre mi arte en pureza y santidad. No practicaré la cirugía en los que sufren de cálculos, antes bien dejaré esa operación a los que se dedican a ella. Siempre que entrare en una casa, lo haré para bien del enfermo. Me abstendré de toda mala acción o injusticia y, en particular, de tener relaciones eróticas con mujeres o con hombres, ya sean libres o esclavos.
GUARDARÉ silencio sobre lo que, en mi consulta o fuera de ella, vea u oiga, que se refiera a la vida de los hombres y que no deba ser divulgado. Mantendré en secreto todo lo que pudiera ser vergonzoso si lo supiera la gente.
SI FUERA FIEL a este juramento y no lo violara, que se me conceda gozar de mi vida y de mi arte, y ser honrado para siempre entre los hombres. Si lo quebrantara y jurara en falso, que me suceda lo contrario.

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